"Es un remedo urbano de San Andrés, pero sin playas, hoteles de lujo o negritos de trenzas bailando calypso. En realidad, su parecido con la isla se remonta a tiempo en que el archipiélago era el sueño de cualquier comprador compulsivo con ganas de coleccionar marcas extranjeras. Este maravilloso centro comercial, palacio por años del contrabando y del cual se encuentran diversas versiones en la mayoría de ciudades colombianas, es templo de la mercancía más variada. Con sospechosos promotores comerciales que persiguen a los clientes hasta saber lo que quieren, la oferta de tenis, jeans de marca, sello negro y electrodomésticos sigue siendo su fuerte, pese a la dura competencia que le han montado las grandes cadenas de supermercados."
(Tomado de "Colombiano es...")
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